Nuestra Historia
Muchas veces los comportamientos de nuestros hijos, familiares, empleados, jefes o compañeros de trabajo, son señalados en lugar de utilizados como información para ayudarles a transformar sus vidas.
Por ello, decidí ser instructor y líder de talleres de liderazgo y crecimiento personal, ayudando a las personas a mejorar su inteligencia emocional y social, a través de la conciencia en acción con caballos.
He trabajado también en el proceso de entrenar a mis caballos en el piso; para lo cual he tenido el apoyo de mis amigos, Alane Millions de Australia y José Miguel Alejos de Guatemala.
Mi mayor satisfacción es poder contribuir a que otras personas se encuentren a si mismas, su propósito y mejoren su calidad de vida.
Vivimos con máscaras... Por mucho tiempo mantuve una máscara de sabelotodo, mujer feliz, valiente, amable, cortés, y quizá mi ego me había permitido usar hasta la de "Perfecta".
Recuerdo una vez en una terapia en que el terapista me dijo "quítese la máscara" y yo le respondí: es muy difícil, la persona sin la máscara sufre, y a mi no me gusta sufrir.
Mi caballo Fandango fue el primero en ayudarme a desenmascararme. Tuve un conato de caída, durante la cual pude mantener la calma y la tranquilidad y transmitírselo al caballo para que parara. Lo logré, así que me bajé feliz a contarle a todos que no había sentido miedo, que no me había preocupado y que me sentía bien y orgullosa de mi misma.
Al día siguiente, mi maestra y mi esposo me preguntaron ¿Estás segura que estás bien? A lo que rápidamente respondí con un claro y definitivo Si. Minutos después realicé que el caballo no estaba respondiendo a mis solicitudes y que su comportamiento era diferente al de siempre; no tardé en darme cuenta que estaba leyendo en mi algo que ni yo misma había querido aceptar, "Tenía Miedo". Me horroricé al ver que podía engañar a todos, inclusive a mi misma, pero al caballo no podía engañarlo, él sabía que yo sí había sentido miedo, y que aún lo estaba sintiendo. Fue muy extraño sentir que el caballo me hablaba, me decía y hacia sentir que sí tenía miedo y ganas de llorar.
Y aquí empezó mi viaje... mi viaje hacia lo desconocido, mi interior, hacia lo auténtico, lo que realmente vale, lo que realmente importa.
Aquí empezó mi viaje por descubrir quien soy, que regalos me dio Dios, cuál es mi propósito en esta vida y cuál será la semilla que dejaré cuando me vaya.
En los primeros talleres a los que asistí en Arizona, me di cuenta que lo que estaba escuchando era la voz de mi intuición, la cuál ni siquiera sabía que existía. Sabía que algo dentro de mi me mandaba mensajes, la llamaba mi conciencia, pero su función era otra.
Encontré a Linda Kohanov, fundadora de Eponaquest y escritora del best seller The Tao of Equs, así como Riding Between the Worlds and The Power of the Herd. Me gradué de Eponaquest como Instructor Aprobado de Aprendizaje Experiencial Facilitado por Caballos con énfasis en Liderazgo.
Hoy por hoy, se que soy una persona amable, bondadosa, cariñosa, empática, valiente, honesta, luchadora, persistente y tenaz, y que a la vez soy rebelde, engreída, celosa, temerosa, vulnerable, arrogante, perfeccionista, entre otras cualidades y defectos. No me avergüenzo de ninguna, ni de mi lado blanco, ni de mi lado obscuro; ahora entiendo que todas son parte de mi, todas me forman y me hacen la persona que soy, sólo lucho cada día por aceptar mi lado obscuro para utilizarlo en pro de buenas acciones.
Cuando descubrí que los caballos transmiten información importante para nuestras vidas, me di a la tarea de tratar de ser empática con ellos, saber cuando algo les molesta y la forma de convivir con ellos. He pasado largas horas observando los caballos para determinar la forma más eficaz de ganar su atención y su respeto.
En estos procesos he descubierto cómo los mismos principios se pueden traducir a las situaciones humanas, en las que el trabajo con niños, adolecentes y adultos altamente sensibles y potencialmente explosivos, es un llamado a ser finos y empáticos, respaldado por el hábil uso del poder no depredador.